Cómo prevenir la demanda veterinaria o limitar sus consecuencias

Medidas para prevenir la demanda de un particular al veterinario

  • Una buena práctica profesional por el facultativo es la primera condición para evitar que el cliente o propietario nos demande.
  • Una buena comunicación con el propietario del animal es la Regla de Oro en el ámbito de las demandas.
  • Nunca realizar comentarios irónicos o malintencionados sobre la actuación de un compañero, si se entiende una mala praxis, se debe notificar desde esta institución o cualquier otra de forma anónima, comentarlo con el propietario no es resolutivo y puede ser perjudicial.
  • Nunca dar por seguro un resultado tras un procedimiento o tratamiento, la medicina veterinaria es una ciencia inexacta y asegurar resultados es una de las claves para que el propietario inicie una demanda contra el facultativo.
  • Un buen proceso de información, este proceso de información implica explicarle al propietario todas las posibles alternativas terapéuticas y todos los riesgos implícitos en cada una de ellas, y además, dárselo por escrito para que sea éste quien decida, con todo el conocimiento posible en su poder, el procedimiento a realizar, obviamente, con la recomendación del facultativo en el buen desarrollo de su profesión.
  • Atender a los protocolos marcados por diferentes entidades de prestigio, muchas veces el facultativo actúa por intuición o por experiencia y no cumple los protocolos marcados en procedimientos terapéuticos, anestésicos o quirúrgicos y los resultados no son los esperados.
  • Prestar especial atención a los tratamientos muy novedosos o alejados de la ortodoxia académica que no cuentan con un respaldo científico suficiente, en este tipo de situaciones, lo ideal es explicarle al propietario todos los riesgos que se derivan del tratamiento y la falta de información sobre los resultados de que se dispone.
  • No pecar de orgullo y si se desconoce el caso, el tratamiento a realizar o similar, pedir consejo o derivar al paciente a otra clínica u hospital, recordemos que la negligencia por imprudencia puede incurrir en Responsabilidad Penal Profesional.
  • Registrar de forma protocolizada la historia clínica de cada paciente, se debe tener este gesto indicado ante cada consulta para que el día a día de la clínica veterinaria, por muy ajetreado que sea, no nos impida llevar a cabo una adecuada gestión de los protocolos de seguridad.
  • Extremar las precauciones legales ante propietarios que, por sucesos anteriores o por recomendación de centros o compañeros derivantes, parezcan potencialmente litigantes.
  • Es importante saber reconocer los errores, aunque somos facultativos desarrollando una profesión relacionada con la salud, podemos cometerlos y pedir disculpas por ello puede solventar algún procedimiento legal.
  • Contar con un buen seguro de Responsabilidad Civil es imprescindible, pues será este el que actúe en el procedimiento legal, designando un buen abogado y un buen perito veterinario para que actúe de nuestra parte e identifique si existe o no la negligencia por la que se nos demanda por vía judicial.
  • El último consejo queda subrayado para darle la importancia que merece: Notifica vía esta institución cualquier suceso adverso que ocurra en la clínica veterinaria y solicítanos ayuda siempre que sea necesario.

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